Volver
atrás puede ser
como
estos chopos en cadena
como
palabras sobre la lluvia.
Quisiera
decir que soy libre
pero
a veces dependemos
de
cómo suenen las palabras
un
martes
o las penetraciones
en
cualquier día de la semana.
Por
eso
prefiero
decir
libertad
no
es por ser nominalista
pero
el poeta debe sangrar
en
estas cosas
como
la ciencia que se desgasta
en
los anteojos de un viejo científico.
Volver
atrás también puede ser
escribir.
Volver
atrás y empezar el papel
en
blanco
y saber que cada línea
es
una calada que va cercando
la
cuerda del significado de las cosas
hasta
ahorcar las mismas cosas.
No
es por ser nominalista
pero
la palabra libertad
existe
en mí
y decir que soy libre
auténticamente
libre,
como
una L, una I
una
B, una E, una R
una
T y A acentuada:
L-I-B-E-R-T-Á
escritas
de corrido en la constitución…
Porque
ponerle nombre
es
tan innecesariamente venenoso
como
tirar espejos al mar.
Las
pintadas de un grafiti
las
palabras de un padre y su abrazo
por
mucho que sea
su
abrazo
a pesar de que hayamos inventado la palabra
ocho
letras para encerrar
la
libertad
¡Gran
triunfo de nuestro tiempo
hemos
detenido a alguien
con
eso basta para calmar la conciencia!
Volver
atrás cada palabra
y cada intento de decir
No
es por ser nominalista
ni
seguir volviendo atrás
con
cada página del diccionario
Pero
la libertad murió
cuando
quisimos pronunciarla
Y
sigue
sin
sonarme ni los martes
ni
cualquier día de la semana
que
soy libre.
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