miércoles, 23 de mayo de 2012

La Caja de Cerillas



Últimamente
me estoy poniendo serio con mis estudios
por eso voy a clase
y como es como si no estuviera
las lecciones de Geografía Humana
me están regalando muchos poemas.

Aquí sigo dormido en la caja de cerillas
pidiendo un poco de gasolina.
Desde la ventana no puedo ver demasiadas cosas
pero sí que recuerdo otras ventanas en pisos más altos
en un décimo apurando el trabajo de las pirámides
en un decimoprimero poniendo en la puerta
del despacho de nuestra profesora:
“Ahora vuelvo, que estoy chupándosela a mi jefe”
en un decimosegundo atrancando ascensores
con 25 personas para la capacidad de 18…
¡Eso sí son ventanas!
Y desde ahí sí que recuerdo,
como los niños -que escuchan lo que negamos-
que volar es fácil
y ver
en las inmaculadas fachadas de Caminos
el humo que asciende por la Historia
hasta 1936 de forma figurativa
y desde entonces, y hasta Dios sabrá cuando
un humo que se pega
como si fuesen cadáveres ahumados
o una humanidad que sigue ascendiendo por el cielo
al mismo ritmo que miro las cerillas
con la angustia de verse repetir las cosas.
el humo viejo nos deja una ciudad universitaria
gris de tanta materia
gris de tan pocos momentos
de esos que necesitamos.

Cuando las cosas estén verdaderamente feas
y dejemos la caja vacía de cerillas
y la calle sea la solución
aunque no se si definitiva
espero
y tampoco se si temo
espero
no acordarme
en ese momento
y en esa sangre
de este poema.

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