domingo, 13 de mayo de 2012

Copenhague

Todo comienza con un simple título,
no importa apenas si aparece tu nombre
o cualquier secreto que quisieras contarme,
sólo yo sé como empezará todo,
porque me encargo de darle
cuerda poco a poco a las noches
aunque ellas sepan demasiado bien
que todo tiene que seguir hasta tu perfume.

Otra vez, un poco más lejos del parque
desde donde los suspiros partían lejanos
más allá de cualquier horizonte gris,
nos acabábamos el último aire de elegancia
que surgía de nuestros labios.

Ambos le buscaremos nuestro sentido
al último o al primer verso de este poema,
por fin comprenderemos porque la espuma
del mar enfurecido grita tu nombre,
porque entre los raíles de los trenes
apareces y desapareces como un espejismo.

Todo tendrá su razón, y apenas quedará
nada por decirnos,
simplemente nuestros números de teléfono.
Nos conocemos demasiado.

Porque ya todo tiene sentido,
me sé el laberinto de tu espalda y ya soy
incapaz de perderme.


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