domingo, 10 de abril de 2011

Esa sonrisa...

Esa sonrisa con la que me recibías
mientras el agua huía de las granadas
arrastrada por la brisa de tu melena
envolvía nuestro abrazo, refrescándonos.

Siempre sostenía tu mano,
cadena de diamante puro
que me permitía soñar despierto a la vez
 que hacer una realidad de mi sueño.

Con el tiempo el agua evapora,
las cadenas quedan inservibles
pero aún me tortura
esa sonrisa con la que me recibías.

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