viernes, 23 de marzo de 2012

Tantas formas de recuerdo

Hay tantas formas de recuerdo:
trenes que caminan
por la ruta silenciosa
de mis dedos, o
palabras que desplazan,
a las gaviotas espumosas,
su sabor salado y enrojecido.

¿Por qué te llevó el gigante,
que tanto atemoriza?.

¿Qué sentido tiene la luz roja
en las noches de Granada,
si no saborea el jugo de tus versos?.

¿Por qué la distancia
quiso llamarse Historia,
sin olvidar el halo poderoso
de la esfinge pelirroja,
y llevarte consigo?.

Los oasis cubren la rosa
de los días.

Recuerdo nuestros errores,
esa luz verdosa que olía a tiza
y nos leía a Javier Egea.

No olvido el sonido
del río que agoniza
con la palabra Madrid.

No sólo nos une Paseo de los Tristes,
con su otro romanticismo,
apenas separamos nuestros labios
para leerle al viento helado
de las ciudades,
-a las que emigramos o
en las que nos quedamos
como pájaros solitarios-
algún fragmento de la sinceridad
de nuestra vida.

Hay tantas formas de recuerdo,
que es imposible olvidarte.


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