Un trabajo, una familia,
un ser por estar
lunes, viernes, domingo
bajo el sol o aquí de nuevo,
esperando sin saber
una mirada telepática.
Te odio, cuando apareces
vanal y morbosa
extraviando mi cordura.
Te odio porque debo,
por bailar con mis ojos.
Es por eso que marcho,
marcho o no vengo,
vengo a odiarte a frente,
hoy a ti, mañana no se.
Sabes que te necesito,
que eres tan Abraham
como mi voz,
mi voz que anhela
susurrar tus nombres,
y que grita:
Te odio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario