Yo soy niebla en la mentira.
Así se destruía la última página
de nuestras vidas.
Todos hemos nacido vencidos
somos la derrota del pasado,
el cuartel de las grandes
esperanzas
que se tiñe de invierno sin
conquista.
Nos hemos perdido lejos
de la realidad,
nos peleamos por un desierto
sin salida.
Las noches nos desinforman
del lugar donde perdimos
la dignidad disfrazada de futuro.
Sufrimos el roce doloroso
de la historia,
como el desahucio de un beso
que hemos pagado
sin ninguna palabra.
De momento se desorientan
los pecados salvadores,
se mueven por el horizonte,
son el velo negro de nuestras
dudas.
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